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Los ataques epilépticos en perros pueden ser aterradores tanto para ellos como para nosotros como dueños, pero entenderlos mejor es el primer paso para poder ayudar a nuestras mascotas a llevar una vida feliz y saludable. Si alguna vez te has preguntado ¿Por qué le da epilepsia a mi perro? o ¿Cómo puedo saber si mi perro está teniendo un ataque epiléptico?, este artículo es para ti. En él explicaremos qué son los ataques epilépticos, sus síntomas más comunes y cómo puedes ayudar a tu perro durante y después de un episodio. Además, hablaremos sobre cómo prevenirlos, y cómo algunos productos naturales, como el aceite de HEMP de Waggy's, pueden ser de gran apoyo en el manejo del estrés y la ansiedad que a veces acompañan a estos trastornos. ¡Sigue leyendo para descubrir cómo darle a tu peludo el apoyo que necesita para superar estos desafíos!
La epilepsia en perros es una compleja enfermedad en el cerebro caracterizada por episodios recurrentes de convulsiones o crisis epilépticas, consecuencia de una actividad anormal en las redes neuronales del cerebro. Estas crisis pueden variar desde episodios breves de comportamiento extraño, movimientos involuntarios repetitivos en alguna parte del cuerpo, hasta convulsiones generalizadas con pérdida de conciencia y movimientos descontrolados.
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Cada tipo de epilepsia requiere un enfoque específico, por lo que es esencial un diagnóstico veterinario adecuado para determinar el mejor tratamiento y manejo para el perro. Si tu perro se siente estresado o ansioso, especialmente antes de las visitas al veterinario, el Aceite de Oliva con CBD para perros de Waggy's puede ser una excelente opción para ayudar a calmar su nerviosismo. El CBD, conocido por sus propiedades relajantes y antiinflamatorias, puede ser un aliado en la gestión del estrés y la ansiedad en los perros. Además, para aquellos perros que sufren de epilepsia, el CBD puede actuar como un auxiliar en el tratamiento, ayudando a reducir la frecuencia e intensidad de los ataques epilépticos. Al incorporar este aceite natural en la rutina de tu mascota, no solo contribuyes a su bienestar emocional, sino que también apoyas su salud general de una manera segura y efectiva. ¡Haz de cada visita al veterinario una experiencia más tranquila para tu peludo!
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Cuando decimos “crisis epilépticas” nos referimos a episodios cortos con convulsiones o con características motoras, autonómicas o conductuales, debido a una actividad anormal de las neuronas cerebrales.
Estas crisis epilépticas pueden presentarse en todo el cuerpo o en una zona, por lo cual se clasifican como generalizadas y focalizadas.
Las crisis epilépticas focalizadas pueden presentarse como:
Las crisis epilépticas generalizadas pueden presentarse como crisis tónicas, clónicas o tónico-clónicas:
La epilepsia en perros puede deberse a una variedad de causas, que dependen del tipo de epilepsia que presenten:
En muchos casos, las crisis epilépticas son el resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales. Por eso, es crucial identificar su causa con ayuda de un veterinario, quien realizará pruebas como análisis de sangre, de liquidocefaloraquideo, estudios de imágenes (resonancia magnética o tomografía) y electroencefalogramas para diagnosticar y tratar adecuadamente la epilepsia del perro.
Los ataques epilépticos en perros pueden manifestarse de diversas formas, dependiendo de su severidad y tipo. A continuación, Waggy’s te comparte los síntomas generales que suelen observarse durante y alrededor de una crisis epiléptica:
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Los ataques de epilepsia en perros suelen comenzar con una fase llamada preictal o aura, en la que el perro muestra cambios de comportamiento. Esta fase puede durar desde unos segundos hasta minutos antes de que se desencadene la crisis epiléptica, que inicia de forma abrupta con contracciones musculares, rigidez, o movimientos involuntarios, dependiendo de la gravedad del ataque.
La duración de un ataque epiléptico en perros puede variar, pero generalmente las convulsiones duran regularmente entre 2 a 3 minutos. En ataques más leves, las crisis pueden ser breves y durar solo unos segundos, mientras que en casos graves, como el estatus epiléptico, las convulsiones pueden extenderse de 5 hasta 30 minutos o repetirse sin que el perro se recupere completamente entre episodios. Este último caso es una emergencia médica y requiere atención veterinaria inmediata, ya que las convulsiones prolongadas pueden causar daño cerebral, problemas metabólicos graves o incluso ser fatales si no se tratan a tiempo.
El tratamiento para los ataques epilépticos en perros debe ser guiado por un médico veterinario, quien evaluará la causa y la severidad de las crisis para determinar el enfoque adecuado. Durante un ataque, es importante mantener la calma, asegurarse de que el perro no se lastime moviendo objetos cercanos y evitar tocar su boca o tratar de sujetarlo. Tras el episodio, se debe dejar que el perro descanse y observar cualquier síntoma anormal. El veterinario podrá establecer un plan de manejo que incluya ajustes en el estilo de vida y, si es necesario, tratamientos específicos para controlar las crisis y mejorar su calidad de vida.
Antes del ataque de epilepsia: Si notas señales previas a un ataque, lo mejor es mantener la calma y preparar un entorno seguro para el perro. Retira objetos peligrosos o afilados de su alrededor, apaga luces brillantes o sonidos fuertes que puedan agravar la situación y quédate cerca para brindarle apoyo. Hablarle con voz tranquila puede ayudar a reducir su estrés. Aunque no siempre es posible prevenir el ataque, crear un ambiente tranquilo puede minimizar los riesgos de lesiones cuando ocurra.
Durante el ataque de epilepsia: Es fundamental no entrar en pánico durante el episodio. No intentes sujetar al perro ni tocar su boca, ya que podrías lastimarte o empeorar su estado. Colócalo en el suelo en un espacio libre de objetos peligrosos y, si es posible, coloca algo suave, como una almohada o manta, debajo de su cabeza para protegerla. Asegúrate de que el perro esté en posición lateral para evitar que se atragante con saliva. Observa y documenta visualmente como se aprecia el ataque ya que esto nos ayudará en la consulta veterinaria: si supera los 5 minutos, se presentan convulsiones repetidas o posterior al ataque, aún no recupera la conciencia, busca atención veterinaria inmediata, ya que podría ser una emergencia.
Después del ataque de epilepsia: Tras el ataque, el perro probablemente estará desorientado, cansado o ansioso. Dale espacio para que se recupere y evita moverlo innecesariamente. Proporciónale un ambiente tranquilo, con luz tenue y sin ruidos fuertes. Puedes ofrecerle agua fresca si parece interesado, pero no lo fuerces a comer ni a realizar actividades hasta que se haya estabilizado. Durante esta fase, es importante observar su comportamiento y anotar detalles del episodio, como la duración, movimientos específicos y cualquier factor que lo haya precedido, para informar al veterinario en su próxima consulta.
Evitar completamente los ataques de epilepsia en perros puede ser difícil, especialmente si la epilepsia es idiopática o genética. Sin embargo, algunos pasos pueden ayudar a reducir la frecuencia y la gravedad de las crisis. Mantener al perro en un entorno tranquilo y sin estrés es clave, ya que los factores estresantes pueden desencadenar ataques. Además, asegurarse de que tenga una dieta equilibrada, suficiente ejercicio y control de su peso puede contribuir a su bienestar general. Evitar la exposición a toxinas, como productos químicos o alimentos peligrosos, también es importante. En casos de epilepsia secundaria, tratar cualquier enfermedad, como infecciones o desequilibrios metabólicos, puede prevenir crisis adicionales. Lo más importante es seguir las recomendaciones de un veterinario, quien podría prescribir medicamentos anticonvulsivos si es necesario para controlar los episodios y mejorar la calidad de vida del perro.
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Sí, un perro puede morir a causa de un ataque de epilepsia, pero esto es relativamente raro y suele ocurrir en casos extremos. La causa más grave sería el estatus epiléptico, una condición en la que las convulsiones se prolongan por más de 5 minutos o se repiten sin que el perro se recupere entre ellas. Esto puede llevar a un daño cerebral permanente, problemas respiratorios, y desequilibrios metabólicos graves que, si no se tratan rápidamente, pueden ser fatales. Además, las convulsiones constantes pueden causar una disminución de la oxigenación cerebral y daño a otros órganos. Sin embargo, con un manejo adecuado, incluyendo medicación anticonvulsiva y monitoreo veterinario, muchos perros con epilepsia pueden llevar una vida relativamente normal y saludable. Es importante buscar atención veterinaria de inmediato si las crisis son frecuentes o muy graves.
En resumen, los ataques epilépticos en perros pueden ser aterradores, pero con el diagnóstico adecuado y un manejo oportuno, muchos perros pueden llevar una vida feliz y activa. Si tu mascota tiene convulsiones, lo más importante es mantener la calma, monitorear la situación y consultar a un veterinario para determinar el mejor tratamiento. Recuerda que cada perro es único, y con el apoyo correcto, tu compañero peludo podrá seguir disfrutando de momentos de diversión y cariño. ¡Tu veterinario y Waggy’s son los mejores aliados para darle a tu perro el bienestar que merece!
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